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miércoles, 22 de julio de 2009

La despedida de la poetisa Alfonsina Storni



Alfonsina (ya comenzamos a conocerla en “Alfonsina Storni, poesía de amor y dolor“) era una poeta de nacionalidad Suiza y Argentina de corazón cuya vida fue dura de principio a fin. Pero ella supo cómo exorcizar los demonios y sacar provecho de todo el dolor que su cuerpo y alma soportaban. Hasta el último día de su vida ella dirigió las riendas de su destino, con honor su muerte se ha convertido en leyenda, su vida en testimonio de lucha y sus poemas son y serán fuente de inspiración para las generaciones de hoy y las del mañana.

Por el año 1935 la salud de Alfonsina se ve vapuleada por un cáncer de mama, se somete a una mastectomía la que le deja extremas cicatrices no sólo en su cuerpo sino también en su alma, por su personalidad depresiva las secuelas de la enfermedad hacen que caiga en un pozo oscuro y profundo donde no permite que entre la luz ni una mano amiga.

Dos años más tarde su corazón recibe otro golpe, su amigo Horacio Quiroga se quita la vida, ella le dedica un poema el cual también presagia su propio final:


Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
Y así como en tus cuentos, no está mal;
Un rayo a tiempo y se acabó la feria…
Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
Que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías…
Allá dirán.

En 1938 un vuelco de la vida le hace volver a sonreír, el Ministerio de Instrucción Pública de Uruguay le invitaba a un acto para las tres fabulosas poetisas del momento, allí la acompañarían Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral. Con gran entusiasmo escribe su conferencia a la que titula “Entre un par de maletas a medio abrir y las manecillas del reloj”. A mitad de ese mismo año publica Antología con sus poemas predilectos.

Luego la esporádica felicidad se derrumba al recibir el diagnóstico médico y la sentencia de muerte, su cáncer había regresado y era terminal. Decidida a no seguir luchando y morir con dignidad, viaja a la ciudad de Mar del Plata donde escribe dos cartas de despedida, una dedicada a su hijo y la otra era un poema dirigido al diario La Nación.



Un 25 de febrero con determinación se dirige al frío mar para fundir su cuerpo con sus aguas. Si bien quienes escribieron sobre la vida de esta luchadora mujer estipulan que se arrojó desde una escollera, el relato popular intenta conservar el velo romántico y místico de sus poemas cuenta que lentamente se internó en el mar. Luego de su muerte se erigió un monumento en su memoria, frente a la playa la perla en Mar del Plata, donde ella se quitó la vida.

Su muerte pasó a convertirse en leyenda la cual está plagada de poesía y romanticismo, por ello muchos artistas, siendo la más destacada Mercedes Sosa (con el tema Alfonsina y el mar) le dedicaron canciones en su honor.

Poema de despedida

Dientes de flores, confía de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme puestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.

Pónme una lámpara a la cabecera, una constelación, la que te guste, todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes, te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que te olvides.

Gracias… Ah, un encargo, si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…”

Alfonsina Storni, poesía de amor y dolor


Alfonsina Storni nació el 29 de mayo de 1892 en Sala Capriasca, Suiza. A sus 4 años la familia viaja a la Argentina, concretamente a la provincia de San Juan donde la poetisa vivencia los primeros recuerdos y muestra su innato espíritu literario:

“Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea. Sentada en el umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la mano y espío con el rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me avergüenzan gritándome que tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta”.

En el año 1901 su madre y hermanos se trasladan a vivir a la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, abren una escuela domiciliaria y luego instalan el Café Suizo cerca de la estación de trenes de la cuidad. A la corta edad de 10 años Alfonsina ayudaba en el local atendiendo a los clientes y lavando los platos sucios, con el tiempo y cansada de las tareas de un bar se emplea en una fábrica de gorras pero su vida cambia de rumbo cuando en 1907 llega a Rosario la compañía de teatro de Manuel Cordero.


Alfonsina debuta en las tablas tomando el papel de una actriz que se había enfermado, gracias a su buena actuación se le concede la posibilidad de recorrer el país junto a la compañía teatral. Según sus propias palabras la experiencia le ahogaba e hizo torcer rumbos pero a su vez le agudizó los sentidos y en cierta forma contribuyó a formar su personalidad.

Cuando regresó a la cuidad se halla con la sorpresa de que su madre se había casado y vivía en Bustinza, una localidad de la provincia de Santa Fé por lo cual ella se traslada a Coronda y se recibe de maestra rural. Ejerce como docente y a la vez escribe sus poemas en 2 revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas.

Por el año 1911 se muda a la capital Argentina, Buenos Aires donde tiene a su primer y único hijo, Alejandro, del cual no se sabe quien fue su padre. Alfonsina no bajaba los brazos y luchaba con uñas y dientes, haciéndole frente heroicamente a las vicisitudes que pasaba toda madre soltera en esa época publica el famoso libro La inquietud del rosal.

Para solventar los gastos y mejorar su situación económica, se emplea como cajera en una tienda y colabora en la revista Caras y Caretas, en esos tiempos conoce a personajes sobresalientes del mundo literario como José Enrique Rodó, Amado Nervo, José Ingenieros y Manuel Ugarte. Y establecida y con un mejor pasar viaja constantemente a Uruguay donde entabla amistad con Juana de Ibarbourou y el escritor Horacio Quiroga.

En 1918 da a conocer su segunda publicación, El dulce daño; ese mismo año es condecorada con la medalla de miembro del Comité Argentino Pro Hogar de los Huérfanos Belgas. Al tiempo publica Irremediablemente y en 1920 Languidez. Este último trabajo según palabras de su amiga Juana de Ibarbourou era merecedor del Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura.

Alfonsina participaba activamente de actividades gremiales y formó parte de la creación de la Sociedad Argentina de Escritores. Desde 1928 a 1934 realizo frecuentes viajes a España los que le impulsaron a crear escritos dramáticos, repletos de reflexiones feministas y con un velo de erotismo algo muy inusual para esos años, estos son Mundo de siete pozos y Mascarilla y trébol.

Alfonsina era una mujer como pocas en ese tiempo, de mentalidad avanzada y con marcado perfil feminista se abrío paso en la sociedad logrando hacerse de un pedestal que nuca bajaría. Si desean conocer más acerca de la vida y obra de esta dama, les esperamos “La despedida de la poetisa Alfonsina Storni“.

miércoles, 1 de julio de 2009

Edgar Allan Poe


(Boston, EE UU, 1809-Baltimore, id., 1849) Poeta, cuentista y crítico estadounidense. Sus padres, actores de teatro itinerantes, murieron cuando él era todavía un niño. Edgar Allan Poe fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond, y de 1815 a 1820 vivió con éste y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación.

Después de regresar a Estados Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).

Se alistó luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.

En 1832, y después de la publicación de su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), se desplazó a Baltimore, donde contrajo matrimonio con su jovencísima prima Virginia Clem, que contaba sólo catorce años de edad. Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, y más tarde en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su esposa en 1837.

Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo. La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte.

La obra de Edgar Allan Poe

Según Poe, la máxima expresión literaria era la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima expresión. Las campanas (The Bells, 1849), que evoca constantemente sonidos metálicos, Ulalume (1831) y Annabel Lee (1849) manifiestan idéntico virtuosismo.

Pero la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran quizás su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela.

Publicados bajo el título Cuentos de lo grotesco y de lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque, 1840), aunque hubo nuevas recopilaciones de narraciones suyas en 1843 y 1845, la mayoría se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos preludian la literatura moderna de terror; buen ejemplo de ello es La caída de la casa Usher (The Fall of the House of Usher).

Su cuento Los crímenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue) se ha considerado, con toda razón, como el fundador del género de la novela de misterio y detectivesca. Destaca también su única novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur Gordon Pym), de crudo realismo y en la que reaparecen numerosos elementos de sus cuentos. La obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses, en especial en Charles Baudelaire, quien lo dio a conocer en Europa.

viernes, 12 de junio de 2009

Miguel de Cervantes


Dramaturgo, poeta y novelista español, autor de la novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, considerada como la primera novela moderna de la literatura universal. Miguel de Cervantes Saavedra tuvo una vida azarosa de la que poco se sabe con seguridad. Nació en Alcalá de Henares (Madrid), probablemente el 29 de septiembre de 1547. Pasó su adolescencia en varias ciudades españolas (Madrid, Sevilla) y con poco más de veinte años se fue a Roma al servicio del cardenal Acquaviva. Recorrió Italia, se enroló en la Armada española y en 1571 participó con heroísmo en la batalla de Lepanto, donde comienza el declive del poderío turco en el Mediterráneo. Allí Cervantes resultó herido y perdió el movimiento del brazo izquierdo, por lo que fue llamado el Manco de Lepanto. En 1575, cuando regresaba a España, los corsarios le apresaron y llevaron a Argel, donde sufrió cinco años de cautiverio (1575-1580). Liberado por los frailes trinitarios, a su regreso a Madrid encontró a su familia en la ruina. Se casa en Esquivias (Toledo) con Catalina de Salazar y Palacios. Arruinada también su carrera militar, intenta sobresalir en las letras. Publica La Galatea (1585) y lucha, sin éxito, por destacar en el teatro. Sin medios para vivir, marcha a Sevilla como comisario de abastos para la Armada Invencible y recaudador de impuestos. Allí acaba en la cárcel por irregularidades en sus cuentas. Después se traslada a Valladolid. En 1605 publica la primera parte del Quijote. El éxito dura poco. De nuevo es encarcelado a causa de la muerte de un hombre delante de su casa. En 1606 regresa con la Corte a Madrid. Vive con apuros económicos y se entrega a la creación literaria. En sus últimos años publica las Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), Ocho comedias y ocho entremeses (1615) y la segunda parte del Quijote (1615). El triunfo literario no lo libró de sus penurias económicas. Dedicó sus últimos meses de vida a Los trabajos de Persiles y Segismunda (de publicación póstuma, en 1617). Murió en Madrid el 22 de abril de 1616 y fue enterrado al día siguiente.

Cervantes centró sus primeros afanes literarios en la poesía y el teatro, géneros que nunca abandonaría. Su obra poética abarca sonetos, canciones, églogas, romances, letrillas y otros poemas menores dispersos o incluidos en sus comedias y en sus novelas. También escribió dos poemas mayores: Canto de Calíope (incluido en La Galatea) y Viaje del Parnaso (1614). Aunque en otras ocasiones se enorgullece de sus versos, en su tiempo no logró ser aceptado como poeta. Tampoco tuvo mejor suerte en el teatro, por el que se sintió atraído desde joven. Al regreso del cautiverio llegó a estrenar con éxito varias comedias. Pero tampoco sus contemporáneos lo aceptaron como dramaturgo. Cervantes, con una concepción clásica del teatro, tuvo que soportar el triunfo arrollador de Lope de Vega en la renovación de la escena española con su Arte nuevo de hacer comedias.

De la primera época (1580-1587), anterior al triunfo de Lope de Vega, se conservan dos tragedias: El trato de Argel y La destrucción de Numancia. A la segunda época pertenecen las Ocho comedias y ocho entremeses nuevos (1615). Las comedias son El gallardo español, La casa de los celos y selvas de Ardenia, Los baños de Argel, El rufián dichoso, La gran Sultana doña Catalina de Oviedo, El laberinto de amor, La entretenida y Pedro de Urdemalas. Y éstos son los entremeses: El juez de los divorcios, El rufián viudo, La elección de los alcaldes de Daganzo, La guarda cuidadosa, El vizcaíno fingido, El retablo de las maravillas, La cueva de Salamanca y El viejo celoso.

En la prosa narrativa Cervantes empezó escribiendo una novela pastoril que fue su primer libro publicado, con el título de Primera parte de La Galatea (1585). Entre 1590 y 1612 Cervantes fue escribiendo una serie de novelas cortas que, después del reconocimiento obtenido con la primera parte del Quijote en 1605, acabaría reuniendo en 1613 en la colección de Novelas ejemplares. Teniendo en cuenta las dos versiones conservadas de Rinconete y Cortadillo y de El celoso extremeño, se cree que Cervantes introdujo en ellas algunas variaciones encaminadas a la ejemplaridad social, moral y estética de estas novelas o narraciones cortas, y después las ordenó de acuerdo con un criterio artístico que obedece a la visión orgánica del conjunto. La colección se abre con La gitanilla, y sigue con El amante liberal, Rinconete y Cortadillo, La española inglesa, El licenciado Vidriera, cuyo protagonista cree que es de vidrio y hace gala de una extraña lucidez e ingenio; La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La ilustre fregona, Las dos doncellas, La señora Cornelia, El casamiento engañoso, El coloquio de los perros y El interés del Coloquio Su novela más importante Don Quijote de la Mancha, es posible que Cervantes la empezara a escribir en alguno de sus periodos carcelarios a finales del siglo XVI. Mas casi nada se sabe con certeza. En el verano de 1604 estaba terminada la primera parte, que apareció publicada a comienzos de 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito fue inmediato. La segunda parte apareció en 1615 con el título de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Desde entonces el Quijote se convirtió en uno de los libros más editados del mundo y, con el tiempo, traducido a todas las lenguas con tradición literaria. Finalmente Los trabajos de Persiles y Segismunda fue tal vez el libro más querido de la fantasía de Cervantes, quien ya no tuvo tiempo para hacer las últimas correcciones en un texto no del todo acabado y se puso a escribir el prólogo tres días antes de morir.