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viernes, 29 de enero de 2010

Lilith, la madre de las bestias


La tradición ortodoxa dice que Eva fue la primera mujer de Adán y, por tanto, la madre de toda la humanidad. Su rol de mujer sumisa y procreadora lo perfeccionó, una vez fueron expulsados, Adán y ella, del Paraíso. No obstante, la creencia heterodoxa rebate este arraigado mito al introducir una figura transcendental: Lilith. Algunos textos defienden que ella fue la primera (y verdadera) mujer de Adán; pero que su carácter indómito obligó a Dios a recurrir a la costilla Adánica para modelar una mujer antagónica a ésta: Eva -aunque el éxito no fue total, reza el Génesis-.

No obstante, el atractivo casi demoníaco de Lilith embriagaba la razón de Adán y acababa refugiado, casi todas las noches, en sus ardientes brazos. Condenada por su sexualidad, se la considera la “Reina de los Súcubos“, la “madre de los vampiros” y la mujer infértil. Los apelativos propios de una figura femenina independiente, escapista al código que regía la conducta de su época. Por tanto, la distorsionada imagen de este tipo de mujeres en los textos sagrados -consideradas impuras, herejes y brujas- influenció negativamente, durante siglos, en la historia de la mujer.


La madre de los vampiros.

Aparte de impura, se cree que Lilith es “la madre de los vampiros“. Según la tradición hebraica, no aceptaba mantenerse inmóvil bajo Adán por lo que, durante un acto sexual, huyó hacia el bosque transformándose en viento helado. Sola y repudiada por su esposo, desata el fuero reprimido de su interior. Decide vengarse asesinando bebés y alimentándose de su sangre. La cultura popular exigía que, para potenciar la fertilidad, la mujer debía permanecer bajo el hombre.

Lilith, se sobrentiende, no quería ser madre, no quería asumir su irrenunciable rol de mujer. Consciente de su fuerza y poder de seducción, lleva a cabo una macabra venganza: satisfacer su ilimitada sed de sangre.



Liberada su furia, además, preserva su inmortalidad al escapar del castigo de Dios; para ello, se refugia entre las tinieblas, en la más tenebrosa oscuridad. Contrariamente, Adán y Eva fueron castigados por cometer, a plena luz del día, el pecado original. No sólo fueron expulsados del paraíso, también los despojaron de su inmortalidad. Lilith, eternamente joven, expande su imperio de sed de sangre impunemente.

Y, además, no está sola. Ha reunido, a lo largo de los siglos, un ejército de inmortales que satisfacen los primarios deseos de su madre, la reina de los vampiros.

lunes, 12 de octubre de 2009

Stanley, el hotel maldito de Colorado



En varias oportunidades hemos hecho mención de hoteles que albergan huéspedes humanos y a otros seres incorpóreos. Esto se debe a que muchos de los sitios son en extremo antiguos y en su interior se produjeron muertes extrañas como violentas. Se estima que las almas de las personas que exhalaron su último aliento en estos sitios vagan sin rumbo vivenciando una y otra vez su vida anterior y el final de sus días.

Tal es el caso del fabuloso parador de Cardona y del hotel que hoy nos compete, el Stanley. La construcción de este prestigioso y antiguo edificio data del año 1909 y se encuentra emplazado sobre las montañas rocosas del estado de Colorado, Estados Unidos y es el atractivo elegido por miles de turistas, no por sus lujos sino por los misterios que oculta tras sus densos muros.

En el país es conocido como el “Hotel Maldito” y según afirman los testigos la habitación 418 es el foco de la mayor cantidad de fenómenos paranormales. La misma se encuentra cerrada y no se permite el acceso al público, sólo ciertos investigadores han podido ingresar con el fin de estudiar de cerca estos acontecimientos extraños.


Fuera de este sector, muchos huéspedes afirman haber sido testigos de numerosas apariciones fantasmales que les dieron un buen susto. El escritor de terror y ciencia ficción Stephen King visitó este hotel y a causa de lo que pudo vivir fue que creó su obra maestra “El Resplandor”.

Los fenómenos paranormales más recurrentes el Hotel Stanley van desde sonidos de voces, movimientos de cosas sin causa aparente hasta apariciones. Pero veamos más en detalle cada una de ellas:

Muchos turistas afirman el haber oído voces de infantes que parecían estar riendo y jugando también el haber presenciado la imagen de un pequeño que corre y desaparece en el aire.

Otros comentan que dentro de los cuartos las cosas se mueven “solas” o las encuentran de repente cambiadas de lugar; también sucede que los grifos se abren y el agua sale a borbotones con una presión poco usual.

Todos están convencidísimos que en la habitación 418 se hospeda un fantasma y, mientras la misma estuvo abierta al público, todo el que intentaba pasar unas horas allí dentro era presa de la furia de este espectro que no aceptaba la presencia de extraños en sus aposentos. Por esta razón las autoridades del hotel optaron por clausurar el cuarto y no alquilarlo a nadie más.

Luces extrañas que recorren los ambientes a gran velocidad, el sonido de un viejo piano que nadie toca y las muertes extrañas que acontecieron dentro del hotel vienen a completar esta seguidilla de hechos extraños y espeluznantes.

Como se imaginarán es uno de los hoteles más visitados en todo el estado. Por ello es que sus administradores, aprovechando el atractivo de sus misterios, organizan tours fantasmales de hora y media de duración durante los cuales cuentan la historia del lugar, sucesos extraños, teorías, etc.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Morfeo el mito



Morfeo, considerado el dios del sueño en la mitología griega y de categoría menor, era hijo de Hipnos, que personificaba el sueño, y de Nix, que era la Noche, y hermano de Tánatos, la muerte. A este dios se le encomendó como misión crear sueños para aquellos que dormían y que los que en ellos aparecieran tuvieran forma humana. De hecho Morfeo, o Morpheus, viene del griego Μορφεύς, palabra que proviene de la que significa “forma”.

Morfeo tenía la increíble habilidad de recorrer el mundo una y otra vez con sus alas fabricando fantasías para los humanos. Si alguien presentaba problemas para dejarse mecer en sus brazos, él sabía seducirlos y llevarlos consigo al mundo onírico. Y si hacía falta, podía adquirir la apariencia de algún familiar del insomne. Mientras tanto, sus hermanos Fobetor y Fantaso, encargado uno de la aparición de animales y otro de los objetos que aparecían también en sueños, le ayudaban.




Se cuenta también que Morfeo fue hijo de Hipnos así como los “mil oniros“, con la particularidad de que estos “mil oniros” controlaban el soñar de los seres corrientes mientras que Morfeo y sus hermanos Fobetor, (Iquelo, el espíritu de oscuras alas que traía también las pesadillas), y Fantaso, ambos nacidos de la unión de Hipnos con Pasítea, o Aglaea, que era la más joven de Las Tres Gracias, (por ello surge la duda de si Morfeo era también fruto de la unión de Hipnos con esta Gracia).

Cuenta la mitología que cuando Ceice, rey de Traquis (ciudad situada al sur de Tesalia), y casado con Alcíone, hija de Eolo (dios de los vientos), se ahogó, su esposa, desesperada por su tardanza, se enteró del trágico final por medio de un sueño, sueño transmitido por Morfeo. Entonces, Alcíone, desesperada de dolor, se lanzó al mar buscando morir con su amado… Vemos así la importancia de Morfeo en los sueños de los humanos.

Rómulo y Remo, el nacimiento de Roma



Primero Eneas fundó la ciudad de Lavinio en honor a su esposa, la princesa Lavinia. Más tarde uno de sus hijos, de nombre Ascanio, proclamó el nacimiento de Alba Longa. Y fue en Alba Longa en donde, generaciones más tarde, Amulio derrocó a su hermano gemelo Numitor, por entonces rey de la ciudad. Y también obligó a Rea Silvia, hija del rey caído, a mantenerse virgen convirtiéndola en sacerdotisa de la diosa Vesta. Intentaba así evitar la futuras reclamaciones legítimas al trono.

Pero sus meditados planes no contaban con la intervención de Marte, dios de la guerra, que seducido por la belleza de la joven Rea, la poseyó mientras dormía y la dejó encinta. Fruto de este encuentro furtivo nacieron Rómulo y Remo.

Amulio, al conocer la noticia, hizo prisionera a Rea y ordenó asesinar a los recién nacidos. Estuvieron punto de morir ahogados, pero finalmente, enterneciendo los corazones de sus verdugos, fueron abandonados en la rivera del río Tíber. Por otra parte, también se cuenta que realmente fue su propia madre quien los dejó a la orilla del río para salvarlos de una muerte segura.

Sea como sea, estando los dos pequeños abandonados a su suerte, apareció una loba que se acercó con sumo cuidado y que, dándose cuenta de que no eran sino crías, los amamantó.
Poco después fueron recogidos por un pastor, de nombre Fáustulo y por su mujer, Aca Larentia, quienes los criaron y ayudaron a crecer sanos y robustos. Y así pasaron algunos años y Rómulo y Remo, entonces jóvenes pastores, desconocieron durante su niñez y juventud sus verdaderos orígenes. Pero el destino quiso que Remo, tras robar una oveja de los rebaños de Numitor, su verdadero abuelo, tuviera que comparecer ante éste, el cual enseguida se dio cuenta del parentesco que los unía.

Tras serle desvelada su historia, Remo volvió junto a su hermano dispuesto a devolver a su abuelo su lugar usurpado. Los dos hermanos consiguieron, tras rebelarse, acabar con Amulio y devolver a Numitor su poder.

Como recompensa, les fueron cedidas tierras, precisamente aquellas en las que una loba había salvado sus vidas amamantándolos. Pero los hermanos de este linaje parecían destinados a trágicos finales pues un tiempo después, y producto de disputas entre ellos, Remo terminó perdiendo la vida a manos de su propio gemelo.

Al parecer no conseguían encontrar un nombre para aquella ciudad nueva que emergía ante sus ojos, un nombre que satisficiera a los dos, así que decidieron que la decisión sería de aquel que avistase más aves en menos tiempo. Remo proclamó que había avistado sólo 6, frente a las 12 que aseguraba haber visto Rómulo, pero que las había visto primero. Rómulo no estuvo de acuerdo. Entonces se cuenta que dibujó, ayudado por un arado y bueyes, lo que planificaba que fuera el perímetro de la gran ciudad y era tal su voluntad que juró matar a quien osara traspasarlo sin su permiso. Remo, provocándolo, lo cruzó. Rómulo se lanzó contra él espada en mano…

Así pues, fue Rómulo, una vez muerto Remo, quien decidió el nombre en conflicto y su elección fue, finalmente, Roma. ¿La fecha?, se considera que fue el 21 de abril del año 753 a.C.

sábado, 19 de septiembre de 2009

El cofre de Davy Jones


Los marineros del siglo XVIII creían de forma supersticiosa en un malévolo espíritu de las profundidades llamado Davy Jones al cual rendían pleitesía los demás seres malignos del océano, y cuya aparición iba seguida de tempestades, naufragios y otras desgracias. Para aquellos viejos lobos de mar, Davy Jones personificaba al océano en su faceta más destructiva y diabólica.

Su reino comprendía el lecho marino correspondiente a alta mar, ese pozo sin fondo en el cual todo lo que caía era irrecuperable. En alguna parte de sus dominios, tenía un gran arcón o cofre en el que guardaba todo lo que llegaba allí desde la superficie, fuesen objetos de oro, trozos de barcos o cadáveres de marinos ahogados. Las almas de estos últimos también le pertenecían, por lo que cuando un marinero moría se decía eufemísticamente que había ido a parar al cofre de Davy Jones.

Según el escritor escocés Tobias Smollet, Davy Jones podía aparecer bajo diversas formas. Uno de los personajes de su novela picaresca Peregrine Pickle (1751) cree verlo con tres hileras de dientes, ojos grandes como platos, cuernos y rabo, exhalando humo azul por la nariz, aunque en realidad se trataba de uno de sus subordinados disfrazado así para darle un buen susto.


El recuerdo de este misterioso personaje se conserva en los clásicos de la literatura marinera en forma de frases hechas y juramentos. “Os veré a todos con Davy Jones”, le promete el capitán Alexander Smollet a Long John Silver en La isla del tesoro (1883); “¿Por qué, en el nombre de Davy Jones?”, pregunta el oficial Gray; “tienes la insolencia de Davy Jones”, le recrimina el pirata Silver a uno de sus camaradas. En Moby Dick (1851) se emplea la expresión “irse a Davy Jones” por dos ocasiones, como sinónimo de “irse a pique” o, simplemente, “morir”.

La auténtica naturaleza de este ser no está demasiado clara. Para muchos era una simple encarnación del demonio, otros creían que se trataba de un viejo pirata condenado por el diablo a vivir en el fondo del mar como castigo a alguna terrible fechoría.

Con respecto al origen de su nombre, Peter D. Jeans dice en su libro sobre folclore marinero que “Davy” podría venir de “duppy” o “duffy”, un espíritu marino de la tradición caribeña procedente de las religiones africanas; y “Jones”, del célebre personaje bíblico engullido por una ballena.

martes, 8 de septiembre de 2009

La Casa del Pino, leyenda argentina


En Argentina, en la vieja Mendoza achaparrada, provincia ubicada en el centro oeste de Argentina, nació la leyenda de “La casa del Pino”. La Cañada era un lugar al que, mansa y habitualmente, iban a descansar los laguneros venidos de las lagunas de Huanacache, luego del largo transitar trayendo hacia la ciudad los productos de la tierra y el agua que ellos vendían a las familias asentadas en el incipiente caserío.

Los cantos, dichos y contares eran el marco propicio para el descanso luego de la larga jornada y como preludio para que, al día siguiente, comenzara el sempiterno regateo por las frutas, verduras, cestos de totora y los preciados peces que eran traídos desde las lagunas. Un pino enhiesto servía de natural refugio a los indios huarpes que llegaban desde la tierra de Lavalle, uh distrito colindante.

Hasta a estas tierras llegó la cacería de brujas que se había iniciado con tantas aguas de distancia. Un buen día, una mujer venida hasta esas tierras desde Castilla fue sentenciada a morir colgada de aquel pino por cuanto fue acusada de diabla y bruja. Aún cuentan lo pobladores, que han mantenido la memoria colectiva por medio de sus narraciones orales dictadas por los viejos de las tribus y transmitidas de generación en generación, que al momento de ser ahorcada, Brunegilda – ese era su nombre – profirió extraños, horrendos y guturales gritos que no sonaban humanos, y juró vengarse aún después de muerta. Así murió, ahogada por el cáñamo mortal de la justicia, pero volvió con más fuerza en sus brujerías.


En las noches oscuras, vestida de intenso blanco se aparecía a quienes transitaban el lugar y los hechizaba con sus conjuros misteriosos y secretos. Enamoraba a los hombres y hacía que se ahogaran en el remanso de las aguas sin que nadie pudiera explicárselo. Sin embargo, rehuía de aparecerse a las mujeres de las tribus que pasaban por aquellas tierras de noche, quizá, por aquella que dicen que toda mujer posee una poderosa hechicera en su interior.

Mientras, con el correr de los años, el verde ramaje del pino fue mostrando poco a poco, entre sus ensombrecidas ramas, la silueta de una hermosa mujer, vestida de blanco. Es la “bruja diosa”, como la llaman los lugareños, y a ella se le ofrendaban las más diversas promesas en agradecimiento por favores recibidos.

Mientras tanto, la casa del pino – así se llamaba a la vivienda que estaba en las cercanías – sigue siendo motivo de misterios, de duendes, de fantasmales figuras que recuerdan a aquella bruja castellana que se atrevió a desafiar la autoridad de entonces.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El hombre lobo de Detroit, leyenda norteamericana


Esto ―cuenta la leyenda― sucedió hace mucho tiempo, cuando Detroit era colonia francesa y los cánticos indígenas en honor al Gran Dios Serpiente todavía se podían oír desde las afueras de la ciudad. En aquel entonces la magia india aún no había perdido su poder, y las brujas del bosque, las conocidas como “Mujeres Blancas”, vendían burbujeantes pociones que transformaban a los hombres en licántropos.

Dicen que por aquellos años vivía en la ciudad una joven llamada Archange Simonet, a quien un hombre lobo raptó durante el baile de su boda sin que ninguno de los invitados pudiese hacer nada para evitarlo, como tampoco pudo hacer nada su horrorizado marido, que desde entonces se dedicaría en cuerpo y alma a intentar recuperarla.

Rápidamente, organizó una partida de búsqueda que se adentró en lo más profundo del temido bosque, y en la cual participaron multitud de amigos, vecinos y conocidos de la pareja. Uno de ellos estuvo a punto de abatir al licántropo, pero falló su disparo, aunque por poco, logrando tan solo arrancarle la cola al monstruo. Esta sería venerada desde entonces como una auténtica reliquia por los indios de la región.


Tras esta escaramuza, nadie volvió a encontrar el rastro del hombre lobo ni obtuvo pista alguna sobre dónde se podía encontrar Archange. Poco a poco, las batidas fueron espaciándose en el tiempo, a la vez que perdían componentes, hasta que solo quedó el marido de la joven, cada vez más pálido y nervioso, continuando en solitario su desesperada búsqueda nocturna, apenas ya un obstinado vagabundeo sin rumbo fijo.

Había pasado tanto tiempo que casi nadie se acordaba ya de su pobre esposa cuando, en una noche de luna llena, el joven encontró unas huellas extrañas. Eran demasiado humanas para pertenecer a un lobo y demasiado lobunas para ser de un hombre. Las siguió hasta llegar al río Detroit, en cuya orilla pudo ver al licántropo, el mismo que había raptado a su mujer, pues le faltaba la cola. En silencio, se aproximó a él mientras introducía una brillante bala de plata en el cargador de su rifle; levanto el arma y apuntó hacia su presa.

En aquel momento, solo una idea le pasaba por la cabeza: vengarse de aquel ser que tanto daño le había causado. Así que sin pensar en nada más apretó el gatillo, pero antes de que el arma disparase, el hombre lobo se arrojó al río, desapareciendo bajo el agua para, cosa extraña, no volver a salir a la superficie, por mucho lo esperase. Al amanecer, lloró de desesperación junto a la orilla del río.

A partir de entonces, abandonó su búsqueda. Todos pensaron que había perdido un poco la razón, pues no dejaba de contar, a todo aquel que quisiera escucharle, la historia de cómo un hombre lobo había raptado a su mujer durante el mismo día de su boda. Al llegar a la parte en la que el monstruo se arrojaba al agua, aseguraba que un pez enorme había salido de las profundidades y lo había engullido de un bocado.

-Bibliografía:

•Charles M. Skinner, Myths and Legends of Our Own Land, Philadelphia and London, J.P. Lippincott Company, 1896. (Consultado en la edición electrónica de Sacred Texts).

Adiós al mito de la luna sangrienta


Uno de los mitos más célebres que existen es el que cuenta que en noches de Luna llena cientos de personas enloquecen y son capaces de cometer los más atroces asesinatos. Una afirmación que prolifera en nuestra cultura desde siglos pasados, una obsesión del ser humano por entender los extraños comportamientos de algunos congéneres. Tanto los primeros filósofos griegos como los científicos actuales se han preguntado si el influjo de la Luna puede alterar nuestros comportamientos psíquicos y físicos.

La premisa en la que se han basado gran parte de los expertos contemporáneos es la siguiente: “en las noches de luna llena, urgencias recibe más víctimas de agresiones”. Por tanto, un equipo de investigadores de Alicante decidió verificar si realmente esta leyenda realmente ocurría. Asimismo, también se analizó en Estados Unidos si la epilepsia empeora según la fase en la que se encuentra la luna. En ambos casos los resultados revelan que todo es falso.

No obstante, muchas personas siguen pensando que según la fase lunar cambia nuestro estado de ánimo. Por ejemplo, la Luna creciente se relaciona con todo lo que tenga que ver con el crecimiento y la Luna menguante con todo lo que se reduce y disminuye. Por tanto, si queremos cortarnos el pelo es mejor hacerlo en creciente, pero si vamos al dentista que sea en menguante (para sangrar menos). Es decir, son pequeñas muestras de hasta dónde ha llegado la sabiduría popular sin ninguna base real o científica.


Nunca más será válida la afirmación de “está demostrado científicamente que la luna influye en nosotros”. También se extrapola esta descartada “influencia” a la agricultura y las mareas. Sin embargo, en el caso de las mareas sí existe una explicación científica. Ésta dice que se debe a la Ley de Gravitación de Newton, lo que define la poderosísima atracción de nuestro satélite, la Luna, hacia la Tierra. De ahí, que las mareas se vean alteradas. Lo mismo no ocurre en los otros casos, ya que son producto de la imaginaria supersticiosa.

Es presumible que muchas de estas creencias son un fiel legado de las observaciones que hacían nuestros ancestros del cielo y la Tierra. Quizás hubo un sangriento asesinado que coincidió con la luna llena, o un ingenuo agricultor relacionó una buena cosecha al observar un noche de luna creciente. Gran parte de las leyendas y mitos nacen como reacción ante un pequeño acontecimiento, convirtiéndolo en un asunto de gran relevancia. Ahora bien, poniéndonos serios, es un consuelo que la Luna no tenga nada que ver con los trastornos psiquiátricos.

Pero… ¿Y qué pasa con los hombres-lobo?

domingo, 2 de agosto de 2009

Creación de la Luna, el Sol y la eguzkilorea


Cuenta un viejo mito vasco que…

Hace mucho tiempo, cuando el ser humano era aún joven, no existían el Sol ni la Luna, por lo que los hombres vivían rodeados de una oscuridad perpetua, y los genios malignos, que campaban a sus anchas, se divertían atemorizándolos. La roja mirada del Basojaun brillaba entonces en el linde del bosque, el salvaje batir de alas de la Leheren-suguia estremecía el aire y los siniestros cánticos de las sorguiñas cortaban el silencio nocturno. Mientras, desde las entradas de sus cuevas, hombres y mujeres observaban y escuchaban temblorosos.

Finalmente, decidieron dirigirse a Amalur, la Madre Tierra, para pedirle que les ayudase a terminar con aquel angustioso tormento. Tras oír sus ruegos, Amalur accedió:

―Crearé un ser brillante que flotará en el cielo proporcionándoos luz ―les dijo―, y así los genios malignos se asustarán y permanecerán escondidos sin haceros daño.

Y Amalur creó la Luna.


Cuando su tenue luz blanca iluminó la tierra por primera vez, los hombres se estremecieron, aunque no tardaron en acostumbrarse a ella y en abandonar sus cuevas. Fue una época de celebración, pues los genios malignos se habían retirado al interior de la tierra. Pero no duró mucho: estos terminaron por acostumbrarse también a la luz de la Luna, regresaron a la superficie y volvieron a acosar a los humanos con igual saña que antes.

Los hombres pidieron otra vez ayuda a la Madre Tierra, quien viendo que la luz de la Luna no había bastado para disuadir a los espíritus malignos, creó el Sol.

El Sol fue recibido con alegría por parte de los humanos, pues les parecía que ante su potente luz las tinieblas huían definitivamente. Sin embargo, algunos de los genios malignos ―no todos― se acostumbraron a ella, al igual que habían hecho con la luz suave de la Luna, y continuaron molestándolos.

Por tercera vez los hombres, desesperados, acudieron a la Madre Tierra para que los librase del pertinaz acoso de los genios malignos. Ahora Amalur creó para ellos la flor del sol, la eguzkilorea, ante cuya presencia todos entes malignos han de retroceder.

Desde entonces, los humanos cuentan con este poderoso amuleto para protegerse, y lo colocan en las puertas de sus casas, para ahuyentar a las criaturas malvadas que pueblan la noche o se aventuran en la claridad del día.

sábado, 25 de julio de 2009

Nuberu, el Señor de las Tormentas



Según la mitología asturiana, un poderoso personaje origina y gobierna las tormentas. Viste ropas raídas, un manto de pieles y un sombrero negro de ala ancha; luce una poblada barba y algunos dicen que, como Odín, es tuerto de un ojo. El Nuberu, que así es conocido, se desplaza por el aire montado en una nube. Habitualmente pastorea otras nubes y les hace descargar su contenido a voluntad, sin importarle las consecuencias que esto tenga sobre las tierras de los campesinos, las cuales suelen quedar en un estado lamentable, ya que pocas cosas gustan más al Nuberu que provocar una buena granizada.

Al igual que las fuerzas de la naturaleza, el Nuberu es implacable y puede resultar tanto maléfico como benéfico. En ocasiones desciende a tierra entre la niebla y, pasando desapercibido gracias a su aspecto de mendigo, solicita la ayuda de algún lugareño. Según se porte éste con él, así se portará él después con el lugareño. Si le niega la ayuda sufrirá su ira, normalmente en forma de tormenta devastadora. Por el contrario, si le ayuda recibirá después una lluvia benéfica para su cosecha, el aviso de un próximo desastre natural, o, tal vez, una promesa de futura hospitalidad si alguna vez visita la ciudad en la cual vive el Nuberu cuando no anda por ahí originando tormentas.

En las narraciones populares no existe consenso acerca del nombre o la ubicación de la ciudad del Nuberu. Su nombre oscila entre “Orita”, “Lita”, el sugerente “Ciudad del Grito” u otros, y se suele tratar de una ciudad lejana situada más allá del mar, por lo general en Egipto. Allí, dicen, el Nuberu tiene esposa e hijos, es conocido como Xuan Cabrito (o Cabrita) y considerado un gran señor. Cada día viaja desde su hogar a Asturias montado en una nube.

Los principales enemigos del Nuberu son los curas. Sobre ellos recae la difícil tarea de intentar ahuyentarlo de las cosechas. En cuanto los campesinos ven asomar al Nuberu, corren a buscar al sacerdote del pueblo, que, quiera o no, debe cumplir con su obligación si quiere evitar las iras de sus propios feligreses. Una vez frente al Nuberu, lo habitual es que el cura le arroje lo primero que encuentre a mano (y que puede ir desde una piedra hasta su propio bonete, pasando por un zapato) con la esperanza de descabalgarlo de su nube o, tal vez, de rasgarla obligándole así a retirarse. Con tan limitados recursos no resulta extraño que muchas veces el cura salga perdiendo y sus vecinos tengan que agarrarlo para que el Nuberu no se lo lleve con él.

Según la tradición popular, lo más efectivo para alejar al Nuberu es hacer sonar la campana de la iglesia, pues su tañido le desagrada enormemente, bien sea porque, como algunos dicen, en su sonido va implícita una oración o simplemente porque no le gusta su timbre metálico. Otros métodos consisten en colocar un carro con las patas apuntando al cielo, situar en los tejados de la casa un hacha con el filo hacia arriba o quemar laurel y romero al aire libre, dejando que el humo ascienda hacia las alturas. Rezar una oración a Santa Bárbara también hace que se vea obligado a pasar de largo, llevando sus nubes a descargar a otra parte.



Acerca del Nuberu existe un relato popular muy característico, el cual todos los folcloristas recogen, aunque con numerosas variantes. Cuenta que una tarde el Nuberu se bajó de su nube para descansar un rato en una montaña, y cuando volvió a buscarla ya no la encontró. Obligado por tanto a pasar la noche en tierra, el Nuberu pide entonces alojo en las casas más cercanas. El dueño de la primera le echa de mala manera, pero el de la segunda lo recibe amablemente, le da de cenar y le ofrece un cuarto en el que pasar la noche. A la mañana siguiente, el Nuberu le dice a su anfitrión que si alguna vez va a Egipto, a la Ciudad del Grito, pregunte por Xuan Cabrito, que es él. Tras despedirse, el Nuberu sube a un monte cercano, desde el cual provoca un temporal que arrasa las tierras del vecino que no lo quiso acoger y una fina lluvia que vuelve más fértiles las del pastor que le tan bien le trató. Después monta en una nube y se marcha volando.

Años más tarde, el pastor se ve obligado a embarcar rumbo a las cruzadas, dejando atrás a su prometida y abandonando su casa y su tierra. Antes de arribar a Tierra Santa, el barco en el que viaja naufraga, y el pastor, tras pasar por diversas aventuras, llega a una ciudad cuyos habitantes le dicen que es la Ciudad del Grito. Pregunta por Xuan Cabrito y los lugareños le indican su dirección.

Al llegar a esa casa, el pastor es recibido por un criado que le conduce ante la esposa del Nuberu. El Nuberu no está, pero no tarda en llegar, portando un saco lleno de sapos y culebras, que al parecer es lo que cena de forma habitual. Nada más entrar en su casa percibe la presencia del extraño: “Aquí huele a cristianizu”, exclama al principio con suspicacia, aunque después, al ver quién de quién se trata, se alegra enormemente.

Sin embargo, el Nuberu tiene malas noticias que darle al pastor: su prometida piensa que ha muerto y se va a casar con otro al día siguiente. El pastor se desespera al oír esto, porque es imposible que le dé tiempo a regresar para impedirlo. Pero el Nuberu le dice que no se preocupe, él le ayudará a llegar. Se dirige entonces a la cocina y llena una jofaina de agua. La pone en el suelo y le dice al pastor que salte por encima. Hace este lo que le piden, y al tocar el suelo al otro lado descubre que ya no se encuentra en casa del Nuberu, sino en la plaza de su pueblo, con tiempo de sobra para detener la boda de su prometida.



En otras versiones, el pastor regresa a casa montado en una cabra mágica que el Nuberu le presta, o en una nube que el mismo Nuberu acepta conducir bajo la condición de que no mencione a Dios ni a los santos. El pastor incumple su promesa y el Nuberu le arroja de su nube, aunque afortunadamente ya están sobrevolando el pueblo y cae encima del árbol de la plaza mayor, que frena la caída. En otras variantes, poco antes de llegar a casa del Nuberu el pastor atraviesa una densa niebla en la cual se pierden dos amigos que le acompañaban y acerca de los cuales nunca vuelve a saber nada. Según algunos al principio de la historia al Nuberu no se le escapa su nube, sino que cae a tierra junto a un rayo.

Los folcloristas relacionan al Nuberu con las divinidades paganas de la tormenta, como el Taranis celta. Con Odín guarda un cierto parecido físico y algunas similitudes en el comportamiento, ya que el dios nórdico también se hace pasar por mendigo para moverse entre los mortales sin ser reconocido. Otro detalle que podría resultar significativo es el hecho de que la ciudad del Nuberu, aunque en un país real, esté tras el mar, al igual que muchas tierras mágicas habitadas por seres sobrenaturales, como el Tir Na Nog de los celtas.

Teniendo esto en cuenta, podemos aventurar que el Nuberu es un dios pagano que, de forma bastante airosa, sobrevivió a la cristianización de Asturias, la cual, por otro lado, debió de resultar bastante difícil. Aún en el siglo XVIII el obispo de Oviedo se quejaba de los restos de paganismo que sobrevivían en la región. No sólo dentro de las narraciones populares vencía el Nuberu a los representantes de la Iglesia.

viernes, 17 de julio de 2009

Gatos negros, mitos y supersticiones


Desde el inicio de los tiempos, los gatos negros fueron considerados animales mágicos. En el Antiguo Egipto eran sagrados y adorados, relacionados con el culto a la diosa Bastet. Matarlos era un crimen capital, y cuando el gato de una familia moría, era momificado y la familia entraba en luto. Los romanos también consideraban al gato sagrado y lo introdujeron en Europa.

Sin embargo, durante la Edad Media, se relacionó a los gatos negros con la brujería y el mal, creyendo que eran brujas transformadas. Esto fue motivo de persecución, cacería y quema de gatos en hogueras. Lo que no tuvieron en cuenta fue que al disminuir la población de gatos, las ratas abundarían en los pueblos, propagando epidemias de peste. Afortunadamente, el oscurantismo acabó y los gatos negros pudieron vivir tranquilos otra vez.

En la Inglaterra victoriana se consideraba que si los recién casados se encontraban con un gato negro, esto simbolizaba prosperidad en el matrimonio. También los marineros creían que tener un gato a bordo traería buena suerte, y sus mujeres solían tener uno en casa, para “asegurar” el regreso de sus maridos después de la travesía.


En algunas partes de Europa, un gato negro que cruza su trayectoria se considera buena suerte; sin embargo, en EE.UU. y en las partes de Europa que ferozmente luchaban contra el paganismo, la asociación con las brujas los hizo ser considerados como portadores de mala suerte.

Existen muchas creencias acerca de los gatos negros. En Escocia, un gato negro extraño en la entrada de una casa o templo simboliza prosperidad. En Irlanda, cuando un gato negro cruza su trayectoria en el claro de luna, significa que va a haber una enfermedad epidémica. En Italia, si se pone en la cama de una persona enferma, esa persona morirá.

En los lugares donde las cazas de brujas no fueron muy populares, los gatos negros conservaron su estado como buena suerte, y todavía se consideran como tal en Gran Bretaña e Irlanda. Y en la cultura rumana e india, una de las supersticiones más fuertes todavía temidas es que los gatos negros que cruzan su trayectoria representen mala suerte, a pesar del hecho de que estas regiones nunca fueron afectadas por cazas de brujas o antipaganismo. Una superstición idéntica sobrevive también en América y en Europa central.

A pesar de todas las leyendas que envuelven a los gatos negros, los científicos los ven como animales de un valor muy positivo, ya que los genes que determinan su color pueden ayudar a luchar contra las enfermedades. Por lo tanto, los gatos negros son más inmunes y tienen una mejor salud.

Lady Godiva, desnuda sin piedad


Bajo el reinado de Eduardo el Confesor, (1042-1066), rey de Inglaterra, el pueblo de Coventry se ahogaba bajo los impuestos. Las súplicas para reducir dicho gravamen fueron ignoradas por el conde de Mercia, encargado de reclamarlos. Ante los peticiones del pueblo, la respuesta fue una nueva subida en dichos impuestos.

La esposa de Leofric, que así se llamaba el conde de Mercia, Godgifu, casta y de carácter piadoso, pidió a su marido que tuviera compasión. Tal fue su insistencia, que Leofric le hizo una propuesta: “Pasea desnuda, montada sobre tu caballo, por el mercado del pueblo cuando esté lleno de gente”. Si era capaz, prometía perdonar las deudas impositivas a sus pobres súbditos.



Ante el asombro de él, ella aceptó sin más. Al día siguiente desnuda y a lomos de un caballo, se dirigió hacia el pueblo. Tan sólo la cubría su largo y ondulado cabello suelto.

El conde de Mercia no tuvo más remedio que acceder a sus peticiones y ella ha pasado a la historia como Lady Godiva.

Su nombre anglosajón era Godgifu, que significa gift of God , esto es, regalo de Dios. Godiva es la versión latina de este bello nombre.

En cuanto a si es un hecho histórico o simplemente una preciosa leyenda, los historiadores no pueden afirmar ni una cosa ni otra, pero sí creen que tiene una base real. Sea como fuera, es una hermosa historia que merece la pena conocer.

jueves, 16 de julio de 2009

La leyenda de Robin Hood


Robin Hood es una de las grandes figuras de la historia británica, a pesar de que se cuenta en muchas ocasiones que fue uno de los forajidos más célebres de Inglaterra. Pero, ¿conocéis realmente quién fue Robin Hood?, ¿fue un hombre real o un mito?.

La primera referencia que tenemos de Robin Hood, o Robyn Hode, como se le cita textualmente, está en la segunda versión de los Embarcaderos de Plowman, escrito en 1377. La balada de Lytell Geste de Robin Hood y su banda se cantaba ya durante el siglo XV.

El manuscrito Sloane del Museo Británico contiene un escrito anónimo con la vida de Robin Hood. De acuerdo con esta descripción, se cree que nació en Lockesley, en el condado de Nottinghamshire o Yorkshire, alrededor del año 1160. Lamentablemente, el lugar ya no existe, aunque sí hay un pueblo llamado Loxley en el condado de Staffordshire.

Varias regiones de Inglaterra reivindican el haber sido el lugar del nacimiento y las correrías de Robin Hood, siendo el más conocido Notthingham y su bosque de Sherwood. No obstante, al comienzo de varios relatos se le cita como Robin de Barnsdale, colocando a sus seguidores en los bosques alrededor de Pontefract, en Yorkshire, cerca de la bahía de Robin Hood.


Pero también hay un gran número de historias que abogan por la existencia real de Robin Hood. Una de ellas cuenta que fue un defensor de Simon de Montfort, y a su lado con sus rebeldes luchó contra Enrique III en la Batalla de los Barones de 1260. Otra tradición afirma que nació en Wakefield y tomó parte en la rebelión de Thomas Lancaster contra Eduardo II en 1322.

Sin embargo la historia más real puede ser la que nos ofrece el nombre de Robert Hood que aparece en un documento legal de 1226 y al que se le califica como fugitivo. No se sabe a ciencia cierta si este Robert Hood fue el que más tarde dio lugar a la leyenda de este personaje.

Hay una tradición en la que se cuenta que Robin Hood fue indultado por el rey de Inglaterra. El rey en cuestión no se sabe cuál fue, aunque se habla de Ricardo Corazón de León, aunque un escrito medieval lo cita con el nombre de Eduardo. Históricamente hablando, Eduardo II pudo ser el monarca que se esconde tras esta historia, ya que se sabe que fue en el 1323.

El romance entre Robin Hood y Maid Marian es en sí mismo una leyenda, aunque algunos de los escritos ni siquiera lo comentan, y quizás pudo ser establecido mucho más tarde para darle un cariz romántico a la figura legendaria del personaje.

Robin Hood se convirtió así en el héroe valiente de la fantasía popular. Algunos todavía hablan de que pudiera ser una especie de dios pagano. Se fundamentan en que Robin es un nombre común entre las hadas, y tal vez pudo ser incluso una representación de un antiguo dios de los bosques.

Poco nos importa en estas fechas si Robin Hood vivió en persona o no. Lo único que sí sabemos es que sigue muy vivo en la imaginación de las gentes y que su leyenda ha cruzado en multitud de ocasiones el gran charco de las generaciones y los siglos.

domingo, 12 de julio de 2009

Poveglia, la isla de los horrores



El odio más irracional suele surgir de los lugares más recónditos del corazón, de sitios que jamás creeríamos tener, ennegreciendo hasta el mismo alma. Igual ocurre con ciertos lugares, sitios en los que un hecho concreto dejó un día atrapados a espíritus llenos de odio que emponzoñaron su tierra, transpirando una maldad absoluta.

Así surgió la historia de la isla de los horrores, Poveglia, una pequeña isla que se encuentra, curiosamente, en el más bello entorno que podamos imaginar: en las lagunas de Venecia, cerca del Lido. Allí, a veces, el rebalaje de las olas es capaz de arrastrar restos humanos carbonizados procedentes de la historia más macabra que podamos imaginar.

Europa sufrió una tremenda plaga de peste bubónica en el siglo XIV, pero hubo lugares donde por falta de ayuda o por su extensión, la situación se hizo más caótica y grave. En el caso de Venecia, su situación geográfica motivó que sus habitantes se vieran prácticamente atrapados como si de una ratonera se tratara. Llegó a tal punto la muerte a tomar las calles venecianas que los cadáveres se amontonaban, el mal olor penetraba en cada piedra, en cada gota de agua de sus canales, en su mismo aire. Finalmente, la autoridad decidió encontrar un lugar donde arrojar los cuerpos infectados, y Poveglia fue el lugar escogido.


Allí comenzaron a trasladarse los cadáveres que empezaron a amontonarse en las fosas donde eran quemados. Mientras, en la propia Venecia, el impacto de la peste asolaba la ciudad que se veía abocada a su perdición mientras el pánico se adueñaba de sus habitantes. Pronto no sólo se llevaron a Poveglia a los cadáveres, sino que comenzaron a recluirse allí a los infectado primero y después a todos aquéllos sobre los que había la más mínima sospecha de enfermedad. En pocos años 160.000 personas acabaron sus días en aquella isla.



El corazón de la misma isla, su tierra, se vio mezclado con la capa de restos carbonizados y de los que poco a poco iban muriendo en la isla. Tanto es así que aún hoy día el oleaje de vez en cuando arranca un poco de esa capa de restos.

Pasaron cientos de años y la isla permaneció maldita y totalmente abandonada hasta que en el año 1922 construyeron allí un psiquiátrico. Los locos allí recluidos fueron los primeros en ver extraños espíritus descompuestos que vagaban por Poveglia, pero nadie, por su estado mental, quiso creerlos. Sin embargo, aquel hospital todavía encerraría una truculenta historia. Quien sabe si el mal de la isla influyó de algún modo, pero lo cierto es que el doctor director del manicomio comenzó a experimentar con los pacientes nuevos métodos de curación. Fueron años de lobotomías y trepanaciones hasta que al propio director comenzaron a acosarlo los fantasmas. Asustado y perdida la razón decidió poner fin a sus días tirándose desde la torre del hospital.

Aún así, el doctor no falleció en el acto y cuentan quienes estuvieron presentes que una extraña nube de humo apareció de repente y se introdujo en su cuerpo hasta asfixiarlo.

Aquel fue el final del hospital que hoy día aún permanece cerrado en Poveglia. Sólo una familia fue capaz de intentar comprar la isla, pero no llegaron siquiera a permanecer una noche allí, ya que un extraño suceso que nunca quisieron desvelar, desgarró la cara de su hija la que tuvieron que darle 14 puntos.

Desde aquel suceso, salvo los que van a recoger la cosecha de los viñedos allí plantados (pues por la tierra rica en restos orgánicos dan exquisitas uvas), sólo los más atrevidos han osado aparecer por allí, pero todos juraron no volver acuciados por los gritos y lamentos que allí dicen oir, y por la abrumadora maldad que todos parecieron percibir.

miércoles, 8 de julio de 2009

El fantasma de la momia de Amen_Ra


Las momias, los jeroglíficos, la fascinación de los descubrimientos arqueológicos, los misterios de las pirámides… la Historia de Egipto desprende un halo de leyendas y misterios que envuelve a su tierra de un misticismo casi sobrenatural. Todos habremos oído alguna historia cautivadora en la que la eternidad de los siglos ha guardado un secreto maldito sólo destapado con el hallazgo de un descubridor.

La historia de un secreto maldito es la que hoy os descubrimos.

Aquel año de 1.500 a.C., Amen-Ra, princesa de Egipto, tras morir, fue momificada y enterrada en un sarcófago acorde a su grado de realeza y a su tradición religiosa, en las orillas del Nilo, en Luxor.

Así permaneció durante 34 siglos, ocultos a los ojos humanos, descansando para la eternidad, hasta que en el siglo XIX, durante unas excavaciones se encontró su ataúd. Amen-Ra despertaba de su largo sueño y, con ella, su maldición.

Aquel sarcófago, con su momia, se vendió al mejor postor, un grupo de amigos ingleses. El primero de ellos, nada más recibir su nuevo objeto de colección, se marchó, ante los ojos atónitos de todos, andando en dirección al desierto. Sin más palabras, con la mirada perdida, paso tras paso, se adentró en las arenas ardientes. De él jamás se volvió a saber más por lo que se supone acabó perdiéndose en el desierto. El segundo de los compradores sufrió un accidente y le amputaron un brazo, mientras que el tercero perdió todo su dinero y acabó indigente, vagando por las calles de Londres.


El siguiente rastro que se conoce de aquella momia de Amén-Ra la sitúa en Inglaterra donde una familia adinerada la añadió a su colección. La maldición, o el castigo de la princesa, no tardaría en llegar también a esta familia. Tres de sus miembros perdieron la vida en un trágico accidente, e incluso perdieron la casa en un incendio.

Los accidentes se sucedían uno tras otro, e incluso los transportistas que trasladaron el sarcófago al Museo Británico, murieron.

Las leyendas, las extrañas historias, estaban en boca de todos, más aún cuando el espíritu de Amen-Ra comenzó a expresarse. Sollozos, gritos, golpes y arañazos rompían el amenazador silencio de la noche en el Museo. Los objetos, por la mañana, amanecían cambiados de sitio; uno de los vigilantes nocturnos murió e incluso uno de los visitantes del museo que se había atrevido a tocar el sarcófago, perdió un hijo al día siguiente de la visita.

Escondieron el sarcófago en lo más profundo de los sótanos del museo, pero aún así, los sucesos extraños no se detenían.

Cierto periódico quiso hacer un reportaje, por lo que mandaron un fotógrafo. Cuando éste reveló la foto una aparición fantasmal apareció en ella mirándolo fijamente; aquella mirada, aquellos ojos fijos en él… el fotógrafo se suicidó al día siguiente.

El museo acabó por deshacerse del sarcófago, pero curiosamente su rastro se perdió. Nadie supo nada m´s de Amen-Ra salvo que una experta psíquica, madame Blavatsky, cuando lo vio y analizó se aterrorizó al descubrir la maldad que encerraba.

Dicen que, comprada por unos americanos, la quisieron llevar a Estados Unidos, y dicen esas nuevas historia que Amen Ra inició su viaje a Norteamérica en abril del año 1912. Sí, aquel barco en el que dicen iba aquella momia, era el Titanic, aunque de ésto último no hay ninguna confirmación.

Hoy, nadie sabe dónde está. Nadie conoce donde reposa Amen-Ra y si finalmente descansa ya… para siempre.

domingo, 5 de julio de 2009

Helena de Troya, mito de una tragica belleza


Schopenhauer dijo que la belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones. Pero además, ésta puede acarrear desgracias y calamidades.

En la cuna de la civilización occidental, nació una de las mujeres más famosas de los mitos, las leyendas y la cultura universal. Su nombre es sinónimo de belleza inigualable como también de guerra. Envidia de las diosas más poderosas y deseos de los reyes más ambiciosos; por a su gran belleza, fue raptada por el príncipe troyano Paris, dándole origen a la Guerra de Troya. La figura de Helena se ha convertido es el arcano del deseo y la desgracia.

Desde su concepción, Helena fue un personaje mitológico salpicado de erotismo. Sus padres fueron Leda y el dios Zeus. Ella, una reina mortal; él, amo y señor del Olimpo. Bajo el disfraz de un delicado y hermoso cisne, Zeus sedujo a Leda para yacer junto a ella, cuya pasión luego sería reclamada por su esposo Tindáreo, rey de Esparta.


Como resultado de esa misma noche de deseo, Leda puso dos huevos: de uno nacieron Helena y Pólux, ambos inmortales y supuestos hijos de Zeus, y del otro, Clitemnestra y Cástor, mortales considerados hijos de Tindáreo. Cástor y Pólux fueron considerados gemelos y se los conocía como Dioscuros.

Otra versión nos dice que Helena nació de la unión de Némesis, diosa de la venganza y la justicia, y Zeus, transformados ellos en oca y cisne. El huevo que puso Némesis llegó a las manos de Leda, quien cuidó de Helena como si fuera su auténtica madre.

En cualquier caso, la mitología cuenta que la joven Helena era famosa por su belleza insuperable. Un día fue sorprendida y raptada por Teseo, el héroe ateniense. Pero al regresar a su cuidad, el pueblo no permitió la entrada de la bella espartana, por lo que Teseo la condujo junto a su madre Etra. Luego se marchó al Hades para raptar a Perséfone con la ingenua intención de convertirla en esposa de su amigo Pirítoo, y durante esa estancia, los Dioscuros rescataron a Helena y tomaron como prisioneras a la madre de Teseo y a la hermana de Pirítoo, para conducirlas hasta Esparta y convertirlas en esclavas.

El tiempo pasó, Helena creció y su belleza también. Presos de su legendaria hermosura, pretendientes de todos los rincones de Grecia acudieron a ella para desposarla. El futuro marido no sólo sellaría su futuro junto a la mujer más deseada del mundo conocido, sino que además ocuparía el trono de Esparta.

miércoles, 1 de julio de 2009

El mito de las sirenas


Las sirenas han sido personajes famosos de la mitología por ser mujeres hermosas que seducen a los hombres con sus hermosas voces para guiarlos a su perdición. Pero originariamente en la mitología griega, las sirenas eran mujeres con cuerpo de pájaro parecidas a las arpías. Hijas del dios río Aquelloo y de la musa de la poesía Calíope, se comenta que eran tres, cinco y hasta ocho.

Como seres fabulosos de las narraciones fantásticas de la literatura occidental, la función de las sirenas ha variado con el paso del tiempo, al igual que su representación. Generalmente se las describe como bellas mujeres con cola de pez que hechizan con sus cantos, aunque anteriormente se las describía con alas. Según la leyenda, eran fieles compañeras de Perséfone, pero cuando ésta fue raptada por Hades, no pudieron salvarla y como castigo la diosa Deméter, madre de Perséfone, las convirtió en estas criaturas híbridas por no haber cuidado bien de su hija.


Las sirenas vivían en la isla de Artemisa, donde descansaban los restos de los marineros que habían sido atraídos por sus cantos, los cuales anunciaban engañosamente los placeres del mundo subterráneo.

La literatura les confirió un lugar especial, comenzando con la leyenda de Jasón y los Argonautas, quienes pudieron eludir el engaño de las sirenas gracias a la habilidad de Orfeo. Éste logró cubrir la melodía con su propio canto y así distraer a los Argonautas.

Por otro lado, en la Odisea de Homero, Ulises tapó los oídos de toda su tripulación con cera y se hizo atar a un mástil para no poder arrojarse a las aguas al oír su música. Él sabía que si un hombre era capaz de oírlas sin sentirse atraído por ellas, una de las sirenas debería morir. Y luego de deleitarse con sus peligrosos cantos, una de las sirenas tuvo que perecer y ésta fue la sirena llamada Parténope. Las olas lanzaron su cuerpo inerte hasta la playa y allí fue enterrada con múltiples honores en un sepulcro que luego devino en un templo y que, a su vez, luego se convirtió en pueblo que llevaba su nombre.

Hoy ese pueblo es la próspera ciudad de Nápoles, llamada antiguamente Parténope.

domingo, 28 de junio de 2009

La leyenda de El Holandés Errante


Cuenta la leyenda que…

Surca los mares un buque fantasma maldito, condenado a vagar eternamente por los océanos del mundo, en castigo a la osadía y la soberbia de su capitán. Vanderdecken vio su barco envuelto en una tormenta cerca del cabo de Buena Esperanza. Los pasajeros, aterrorizados, le pidieron que volviera a puerto, pero el capitán, sintiéndose indestructible decidió continuar la marcha y cruzar el Cabo. Se ató al timón, y así, comenzó a entonar canticos sacrílegos.

“Desafío al poder de Dios a detener el curso de mi destino y mi resuelta carrera. Ni el mismo diablo despertará mi temor. Aunque tenga que surcar los mares basta el día del juicio”

Asustados, los mismos marineros se revelaron contra él, pero el capitán, rayando la locura, cogió a su líder y lo arrojó por la borda. Las nubes se abrieron, y de entre ellas surgió una luz divina que iluminó todo el puente de proa. Allí descendió una figura que se enfrentó al capitán. Esta figura, a quien asocian con Dios, o el Espíritu Santo lo condenó a vagar eternamente los mares entre tormentas y tempestades. Todo aquel que lo viera, le dijo, moriría. Sólo podría comer hierro al rojo vivo y beber hiel, y su única compañía sería la de un grumete, a quien le saldrían cuernos y fauces en vez de boca. Acto seguido, la figura desapareció llevándose con ella a toda la tripulación y los pasajeros.

Esta es quizás la historia más conocida de “El Holandés Errante“, pero son muchas las leyendas que circulan sobre este capitán y su barco, dependiendo del país del que provenga la historia. Ni tan siquiera el nombre del capitán está claro. Tampoco su antigüedad, pues si bien, se cree que este capitán vivió durante el siglo XVII, hay lugares donde sitúan la historia 500 años atrás, e incluso mucho antes. Que si sus origenes se basan en la historia de Stote, un vikingo que robó un anillo a los dioses, y del que se encontró, en castigo, sólo su esqueleto cubierto por un manto de llamas y atado a un buque fantasmal, o incluso, que se basa en la vida de Bartolomeu Dies, navegante portugués que descubrió el Cabo de Buena Esperanza, y de quien se decía que sus hazañas eran sobrenaturales.

En otra versión, en este caso, alemana, el capitán era Bernard Fokke, del siglo XVII, conocido también como Falkenburg, de quien decían, era capaz de hacer la travesía entre Holanda y Java en apenas 90 días, por lo que sospechaban que había firmado un pacto con el demonio. Cierto día, este hombre, de carácter violento, desapareció con su barco. Empezó desde entonces la leyenda de que había sido reclamado por el diablo y que vagaba eternamente por todo el mar, aunque desaparecía siempre en el momento en que otro barco lo avistaba.

Los marineros franceses incluso cuentan que el Holandés Errante envía tormentas a los barcos que le avistan e incluso, toma contacto, de modo que envía cartas a sus capitanes y los hace volver locos perdiendo el rumbo.

Hay muchos sucesos registrados acerca del avistamiento de este buque fantasma, pero quizás el más conocido es el del Bacchante, en 1881. Estas son las reseñas que se encontraron en el diario de un buque inglés:

“A las cuatro de la mañana el Holandés Errante se cruzó por delante de nuestra proa. Una extraña luz roja, como de barco fantasma brillaba por todas partes, y en medio de ella resaltaban claramente los mástiles y velas de un bergantín a unas doscientas yardas de distancia. El vigía del castillo de proa lo divisó por el lado de babor y el oficial de guardia también lo vio claramente desde el puente, así como el guardiamarina, que fue enviado al castillo de proa. Para cuando llegó no podía verse vestigio ni señal alguna de ningún barco ni cerca ni lejos en el horizonte; la noche estaba clara y el mar en calma. En total lo vieron treinta personas. Pero no se pudo averiguar si se trataba de Van Diemen o El Holandés Errante, o quién. El Tourmaline y el Cleopatra, que navegaban a estribor nuestro, nos hicieron señales preguntándonos si habíamos visto esa extraña luz roja” (citado por Bassett en Wanderships)”

Es muy habitual confundir la historia del Holandés Errante con la del Judío Errante por su similitud. En ésta última, un judío insultó a Jesucristo cuando éste se encontraba en la Cruz. Jesús lo condenó a vivir errante toda su vida hasta su regreso a la Tierra.

Sea cual fuera la verdadera leyenda, lo cierto es que con el tiempo, la historia del Holandés Errante se ha convertido casi en un mito de las historias de marinos, y su fama se ha extendido de tal forma, que cualquiera habrá oído hablar del buque fantasma que recorre los océanos del mundo. Novelas, cuadros, canciones, óperas, películas han hecho referencia a este barco alguna vez, y eso no ha hecho sino engrandecer su historia, convirtiendo su leyenda en una historia digan de contarse a lo largo de los años.

Richard Wagner, con su ópera “El Holandés Errante”, el escritor Longfellow, que le dedica su “Buque Fantasma”; la película “El holandés Errante” con Ava Gardner y James Mason, o la más reciente “Piratas del Caribe 2″; en videojuegos como “Age of Empires” o incluso en los aviones de la compañía KLM, en los que aparece el emblema “The Flying Dutchman”, son algunas de las muchas referencias que nos encontraremos a esta leyenda.

sábado, 27 de junio de 2009

Johnnie Balma y su trágica leyenda en Internet




La red de redes, Internet, es una inagotable fuente de leyendas. Algunas con base real y otras meros bulos que van circulando por las autopistas de la información. Lo que puede haber sido creado meramente como una broma, puede llegar a convertirse en algo más terrible, con profundas connotaciones negativas para terceros. Quizás éste fue el caso de Johnnie Balma, un actor, cuya difícil infancia marcada por abusos y la poliomelitis, lo catapultó al éxito de la cara oculta de Internet.

Hace algunos años, concretamente en el 2007, un extraño vídeo titulado “Obedece a la morsa” empezó a difundirse por la red a toda velocidad. Sus visitas se dispararon en cuestión de horas. En él, se veían imágenes de mal gusto, aderezadas con música distorsionada. Además, estaba protagonizado por un personaje bastante peculiar: una rarísima “niña” de aspecto enfermo, bailando tap con una sombrilla. Pronto saltaría la polémica sobre el autor o autores del mismo y cuál era su intención al publicarlo. Pero, sobre todo, los cibernautas se preguntaban quién era la protagonista.

Sólo fue cuestión de tiempo destapar la verdad, una verdad salpicada con nuevos rumores. En primer lugar, se descubrió que la “niña” de la imagen en realidad era un actor travesti, Johnnie Balma, y que las imágenes corresponden a la película-documental “The Goddess Bunny”, rodada en 1998, dirigida por Nick Bougas.

Una vez se supo esto, surgieron nuevas voces alertando de que en el vídeo había mensajes subliminales de tipo satánico. Esto terminó de encumbrar el vídeo a la categoría de “leyenda”, y Balma se convirtió en un personaje con millones de seguidores en la red. No obstante, los interesados en desenmascarar a los “graciosos” editores, siguieron investigando sobre la intencionalidad real del vídeo…




Desgranando las partes que conforman “Obedeciendo a la morsa”, se publicaron nuevos vídeos con estrafalarias teorías sobre éste. Una de ellas decía que “Morsa” es el nombre de una secta de transexuales y travestis al servicio de Satanás, y que utilizan la música para enviar mensajes subliminales. Por supuesto, todo es una nueva invención de alguien muy aburrido.

Ahora bien, ¿se descubrió finalmente el autor real? Sí y no. Supuestamente, es alguien que se hace llamar “Obeyda Walrus“, y cuya identidad no ha revelado. Asimismo, su cuenta en Youtube ha sido borrada junto con todos sus vídeos. Obviamente, utilizó las imágenes del documental “The Goddess Bunny” en el que sale Johnnie, convirtiendo la burda en un morboso éxito.

La verdad sobre Johnnie Balma.
Lo único de real que tiene toda esta leyenda es su protagonista, Johnnie. Huérfano, padeció en su niñez abusos sexuales -fue violado por varios desconocidos en una camioneta-. Además, contrajo la polio mal curada. Los médicos le instalaron una barra de metal en su columna vertebral que deformó su cuerpo, frenando el crecimiento.

Es conocido en el mundo de la transexualidad como drag queen, de ahí que se rodara el mencionado documental. Ha estado conviviendo con un ex convicto y le cuesta mucho establecerse en un lugar estable debido a su deformidad física. Su vida, objeto de risas y lástima, podría ser llevada muy pronto a un libro ya que dicen que éste es su próximo proyecto. Su sueño siempre ha sido el mundo del espectáculo, y tuvo una estelar aparición en el vídeo de Marilyn Manson, The Dope Show.

Actualmente, todavía siguen surgieron nuevos vídeos con imágenes del documental, siendo siempre Johnnie apodado, “The Goddess Bunny” el protagonista. ¿Por qué este morbo desmedido hacia el drag queen?





viernes, 12 de junio de 2009

El Castillo de Buena Esperanza en Sudáfrica


Africa es un continente muy ligado a las creencias espirituales, a las tradiciones y al respeto a sus muertos. Africa roba el corazón con sus historias y leyendas, con sus inexplicables encuentros y desencuentros con otros mundos, con sus supersticiones, donde se mezclan espíritus errantes, miedos y antiguos ritos ancestrales.

El Castillo de Buena Esperanza, en Ciudad del Cabo, es uno de esos lugares reservados a la leyenda y a las extrañas creencias en un más allá donde los espíritus agonizan en espera del reposo eterno.

Pieter Gysbert van Noodt es uno de esos espíritus. Gobernador de El Cabo en el siglo XVIII, era un hombre temible y severo que mandó a la horca a siete soldados que habían intentado desertar. Estos soldados habían sido sentenciados por el consejo militar a ser apaleados y deportados. Conocedor de la sentencia, y para que sirviera de escarmiento, el gobernador levantó la sentencia y mandó ahorcarlos. De nada sirvieron las peticiones de clemencia: cuando llegó el momento fatal uno de aquellos soldados, invocando al cielo, levantó la vista y pidió justicia divina contra el gobernador van Noodt.


Aquella noche, van Noodt fue encontrado muerto en su silla, con el rictus contraído de espanto y el horror dibujado en su cara. Siendo gobernador como era, su entierro debía hacerse siguiendo todos los fastos, y aunque así se hizo para aparentar, lo cierto es que el ataúd se enterró vacío, pues temerosos de una maldición no quisieron enterrarlo realmente en campo santo. Su cuerpo fue echado, sin más honores, a una fosa.

Desde entonces, en el castillo se han venido observando muchos sucesos y apariciones extrañas. Es normal que las luces se apaguen y enciendan solas, que se escuchen voces o que las campanas del castillo suenen.

Sin embargo, este tañido de campanas también se atribuye a un soldado que se suicidó colgándose de la cuerda de éstas. Dicen que de vez en cuando una silueta se ve en las almenas, junto a las campanas, y que se trata del espíritu de este pobre soldado.

La historia del Castillo de Buena Esperanza está sembrada de sucesos lúgubres y es que durante muchos años el castillo sirvió de prisión para muchos desgraciados que acabaron perdiendo la vida en sus oscuros calabozos. Entre estos calabozos es famoso el conocido como “agujero negro” (die Donker Gat), una celda donde se encadenaba a los presos en la oscuridad. Esta celda se inunda cuando sube la marea en invierno y atrapó, ahogando, a muchos de aquellos prisioneros.

Pero el castillo ha visto agrandada su leyenda con múltiples historias más, quien sabe si fruto de la imaginación popular. También se cuenta que suele verse el espíritu de un gran perro que se abalanza sobre los turistas y que solamente desaparece justo en el momento en que va a impactar contra ellos. O la amenazante figura de una dama gris que se pasea por las estancias y dicen pertenece a una artista que escribía y pintaba sobre el castillo. Lady Ann Barnard, que así se llamaba, creó una sala de baile y diseñó la piscina de los delfines del castillo, donde se bañaba desnuda. Dicen que era tal su amor por el castillo que acabó quedándose en él eternamente…