HENRY JAMES EL ALQUILER DEL FANTASMA («The Ghostly Rental») (1876) Uno de los más firmes seguidores de Stevenson es precisamente un escritor que no tiene nada de popular: Henry James. Con este escritor, que no sabemos si llamar americano, inglés o europeo, el género fantástico del siglo XIX tiene su última encarnación -o, mejor dicho, desencarnación; ya que se hace más invisible e impalpable que nunca: una emanación o vibración psicológica. Es necesario considerar el ambiente intelectual del que nace la obra de Henry James, y particularmente las teorías de su hermano, el filósofo William James, sobre la realidad psíquica de la experiencia: podemos decir que a finales de siglo el cuento fantástico vuelve a ser cuento filosófico como a principios de siglo. Los fantasmas de las ghost stories de Henry James son muy evasivos: pueden ser encarnaciones del mal sin rostro o sin forma, como los diabólicos servidores de La vuelta de tuerca, o apariciones bien visibles que dan forma sensible a un pensamiento dominante, como Sir Edmund Orme, o mixtificaciones que desencadenan la verdadera presencia de lo sobrenatural, como en El alquiler del fantasma. En uno de los cuentos más sugestivos y emocionantes, The Jolly Corner, el fantasma apenas entrevisto por el protagonista es el mismo que él habría sido si su vida hubiese tomado otro camino; en La vida privada hay un hombre que sólo existe cuando otros lo miran, en caso contrario se disipa, y otro que, sin embargo, existe dos veces, porque tiene un doble que escribe los libros que él no sabría escribir. (Italo Calvino) «El alquiler del fantasma» Tenía yo veintidós años y acababa de salir de la Universidad. Podía elegir libremente mi carrera y la elegí sin ninguna vacilación. A decir verdad, más adelante renuncié a ella de un modo no menos expeditivo, pero nunca lamenté aquellos dos años juveniles de experiencias confusas y agitadas, pero también agradables y fructíferas. Me gustaba la teología y en mis últimos años de Universidad había sido un ferviente lector del doctor Channing. La suya era una teología atractiva y sustanciosa; parecía ofrecer la rosa de la fe deliciosamente despojada de sus espinas. Y además (porque me inclino a creer que esto tuvo una cierta relación con ello) me había encariñado con la vieja Facultad de Teología. Yo siempre había deseado encontrarme en la parte trasera de la comedia de la vida y opinaba que allí podía representar mi papel con ciertas posibilidades de éxito (al menos a mi entender) en esa sede apartada y tranquila de benigna casuística, con su respetable avenida a un lado y su perspectiva de verdes campos y de bosques al otro. Cambridge, para los amantes de los bosques y de las praderas, se ha estropeado desde aquellos tiempos, y su recinto ha perdido mucho de su paz mitad bucólica mitad estudiosa. Entonces era una sala de estudios en medio de los bosques... una mezcla encantadora. Lo que es hoy en día no tiene nada que ver con mi historia; y no tengo la menor duda de que aún hay jóvenes estudiantes obsesionados por cuestiones doctrinales que, mientras pasean cerca de allí en los atardeceres de verano, se prometen que más adelante disfrutarán de sus exquisitos ocios. Por lo que a mí respecta, no quedé decepcionado. Me instalé en una espaciosa habitación cuadrada y baja de techo en la que las ventanas se incrustaban en las paredes formando bancos; colgué en las paredes grabados de Overbeck y Ary Scheffer; ordené los libros según un elaborado sistema de clasificación en los huecos que había a ambos lados del alto manto de la chimenea, y me puse a leer a Plotino y a san Agustín. Entre mis compañeros había dos o tres hombres de mérito y de trato agradable con los que de vez en cuando bebía una copa junto al fuego; y entre arriesgadas lecturas, profundas discusiones, libaciones siempre de poca importancia y largos paseos por el campo, mi iniciación en el misterio clerical progresó de un modo no poco grato. Trabé especial amistad con uno de mis compañeros y pasábamos mucho tiempo juntos. Por desgracia tenía un mal crónico en una rodilla que le obligaba a hacer una vida muy sedentaria, y como yo era un andarín .....
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miércoles, 23 de septiembre de 2009
domingo, 2 de agosto de 2009
Alejandro Dumas (El Conde de Montecristo)
No se exagera afirmando que Alexandre Dumas (1802-1870) es el novelista más traducido y leído del mundo, su imaginación, la amenidad que supo dar a sus relatos, la gracia teatral de sus personajes, merecen la inmensa fama que ha conseguido. Inolvidable crónica de una prodigiosa venganza, El conde de Montecristo (1844) es la única novela que Dumas desarrolla dentro de su propia época y que, debido a su gran éxito, se prolongó en el teatro con el drama extraído de la obra por el autor mismo: Montecristo (1848).
El 24 de febrero de 1815, el vigía de Nuestra Señora de la Guarda dio la señal de que se hallaba a lavista el bergantín El Faraón procedente de Esmirna, Trieste y Nápoles. Como suele hacerse en talescasos, salió inmediatamente en su busca un práctico, que pasó por delante del castillo de If y subió abordo del buque entre la isla de Rión y el cabo Mongión. En un instante, y también como de costumbre,se llenó de curiosos la plataforma del castillo de San Juan, porque en Marsella se daba gran importancia ala llegada de un buque y sobre todo si le sucedía lo que al Faraón, cuyo casco había salido de losastilleros de la antigua Focia y pertenecía a un naviero de la ciudad.Mientras tanto, el buque seguía avanzando; habiendo pasado felizmente el estrecho producido poralguna erupción volcánica entre las islas de Calasapeigne y de Jaros, dobló la punta de Pomegue hendien-do las olas bajo sus tres gavias, su gran foque y la mesana. Lo hacía con tanta lentitud y tan penososmovimientos, que los curiosos, que por instinto presienten la desgracia, preguntábanse unos a otros quéaccidente podía haber sobrevenido al buque. Los más peritos en navegación reconocieron al punto que, dehaber sucedido alguna desgracia, no debía de haber sido al buque, puesto que, aun cuando con muchalentitud, seguía éste avanzando con todas las condiciones de los buques bien gobernados.En su puesto estaba preparada el ancla, sueltos los cabos del bauprés, y al lado del piloto, que sedisponía a hacer que El Faraón enfilase la estrecha boca del puerto de Marsella, hallábase un joven defisonomía inteligente que, con mirada muy viva, observaba cada uno de los movimientos del buque yrepetía las órdenes del piloto.Entre los espectadores que se hallaban reunidos en la explanada de San Juan, había uno que parecíamás inquieto que los demás y que, no pudiendo contenerse y esperar a que el buque fondeara, saltó a unbote y ordenó que le llevasen al Faraón, al que alcanzó frente al muelle de la Reserva.Viendo acercarse al bote y al que lo ocupaba, el marino abandonó su puesto al lado del piloto y seapoyó, sombrero en mano, en el filarete del buque. Era un joven de unos dieciocho a veinte años, deelevada estatura, cuerpo bien proporcionado, hermoso cabello y ojos negros, observándose en toda supersona ese aire de calma y de resolución peculiares a los hombres avezados a luchar con los peligrosdesde su infancia.-¡Ah! ¡Sois vos Edmundo! ¿Qué es lo que ha sucedido? -preguntó el del bote- ¿Qué significan esascaras tan tristes que tienen todos los de la tripulación?-Una gran desgracia, para mí al menos, señor Morrel -respondió Edmundo-.......
Alejandro Dumas..... El Conde de Montecristo
miércoles, 13 de mayo de 2009
No digas que fue un sueño

Historia y la ficción se dan la mano para presentar un espléndido retablo sobre la reina Cleopatra Séptima y sus amores con el romano Marco Antonio. Una novela sobre todas las fases del amor, enmarcada en un período histórico apasionante: los estertores del Egipto amenazado por el imperialismo de la todopoderosa Roma.>
lunes, 11 de mayo de 2009
Alguien anda por ahí

Los años sesenta y setenta del siglo XX supusieron para la historia de la narrativa una auténtica revolución. Novelistas anteriores y nuevos se volcaron en experimentar con la forma y el contenido del relato, dando lugar a novedades técnicas que supusieron un vuelco en la forma de contar. Algunas eran tan audaces que fracasaron, pero otras se han incorporado al quehacer narrativo. Por citar algunas de ellas, hablaremos del monólogo interior, la desestructuración interna del relato, cuyas partes funcionan como algo independiente, los flash-back o saltos en el tiempo, etc.
Si esto se producía en la novela, otro tanto sucedía con el cuento literario. Y uno de los grandes maestros que generaron esta renovación es, sin duda, Julio Cortázar (Ixelles, Bruselas, 1914-París, 1984). Argentino nacido en la embajada de este país en Bélgica –quizá ello explique su carácter cosmopolita- fue, en efecto uno de los protagonistas de aquella etapa, con novelas como ‘Rayuela’, pero, sobre todo, con sus cuentos, que han sido comparados con los de un Borges o un Edgar Allan Poe.
De entre los innumerables que escribió, casi todos de gran calidad, nos centraremos en ‘La noche de Mantequilla’, publicado dentro del volumen ‘Alguien que anda por ahí’, en 1977. Este relato, al igual que el anterior que da título al libro, puede encuadrarse dentro del género negro. En él nos encontramos con dos personajes que deben realizar un intercambio aprovechando el gentío que se congrega para ver el combate de boxeo entre el campeón del mundo, el argentino Monzón, y el aspirante mexicano, “Mantequilla” Nápoles, en París.
Cortázar lleva el relato con línea maestra, alternando la trama principal –el intercambio- con comentarios acerca del combate. Es sorprendente como, sin habernos introducido en lo que estamos leyendo –sólo sabemos los nombres de los personajes, pero no qué son ni para quién trabajan (tampoco qué contiene lo que deben intercambiarse)-, el autor crea una atmósfera de película de cine negro y nos provoca una extraña sensación de suspense. Como el personaje Peralta, el narrador parece “no dar explicaciones a nadie”. Por no explicar, incluso deja implícito el final, aunque es evidente lo que va a suceder.
Por otra parte, lingüísticamente, Cortázar escribe con trazo firme y prosa magnífica, introduciendo sus acostumbrados modismos argentinos.
En resumen, una pequeña obra maestra, en la que podemos apreciar la genialidad del narrador argentino, muy fácil de leer –son catorce páginas- y que recomendamos vivamente.
Si esto se producía en la novela, otro tanto sucedía con el cuento literario. Y uno de los grandes maestros que generaron esta renovación es, sin duda, Julio Cortázar (Ixelles, Bruselas, 1914-París, 1984). Argentino nacido en la embajada de este país en Bélgica –quizá ello explique su carácter cosmopolita- fue, en efecto uno de los protagonistas de aquella etapa, con novelas como ‘Rayuela’, pero, sobre todo, con sus cuentos, que han sido comparados con los de un Borges o un Edgar Allan Poe.
De entre los innumerables que escribió, casi todos de gran calidad, nos centraremos en ‘La noche de Mantequilla’, publicado dentro del volumen ‘Alguien que anda por ahí’, en 1977. Este relato, al igual que el anterior que da título al libro, puede encuadrarse dentro del género negro. En él nos encontramos con dos personajes que deben realizar un intercambio aprovechando el gentío que se congrega para ver el combate de boxeo entre el campeón del mundo, el argentino Monzón, y el aspirante mexicano, “Mantequilla” Nápoles, en París.
Cortázar lleva el relato con línea maestra, alternando la trama principal –el intercambio- con comentarios acerca del combate. Es sorprendente como, sin habernos introducido en lo que estamos leyendo –sólo sabemos los nombres de los personajes, pero no qué son ni para quién trabajan (tampoco qué contiene lo que deben intercambiarse)-, el autor crea una atmósfera de película de cine negro y nos provoca una extraña sensación de suspense. Como el personaje Peralta, el narrador parece “no dar explicaciones a nadie”. Por no explicar, incluso deja implícito el final, aunque es evidente lo que va a suceder.
Por otra parte, lingüísticamente, Cortázar escribe con trazo firme y prosa magnífica, introduciendo sus acostumbrados modismos argentinos.
En resumen, una pequeña obra maestra, en la que podemos apreciar la genialidad del narrador argentino, muy fácil de leer –son catorce páginas- y que recomendamos vivamente.
domingo, 10 de mayo de 2009
Divina Comedia

Comentario
INFIERNO CANTO I A mitad del camino de la vida, 1 en una selva oscura me encontraba 2 porque mi ruta había extraviado. 3 ¡Cuán dura cosa es decir cuál era esta salvaje selva, áspera y fuerte que me vuelve el temor al pensamiento! 6 Es tan amarga casi cual la muerte; mas por tratar del bien que allí encontré, de otras cosas diré que me ocurrieron. 9 Yo no sé repetir cómo entré en ella pues tan dormido me hallaba en el punto que abandoné la senda verdadera. 12 Mas cuando hube llegado al pie de un monte, 13 allí donde aquel valle terminaba que el corazón habíame aterrado, 15 hacia lo alto miré, y vi que su cima ya vestían los rayos del planeta que lleva recto por cualquier camino. 18 Entonces se calmó aquel miedo un poco, que en el lago del alma había entrado la noche que pasé con tanta angustia. 21 Y como quien con aliento anhelante, ya salido del piélago a la orilla, se vuelve y mira al agua peligrosa, 24 tal mi ánimo, huyendo todavía, se volvió por mirar de nuevo el sitio que a los que viven traspasar no deja. 27 Repuesto un poco el cuerpo fatigado, seguí el camino por la yerma loma, siempre afirmando el pie de más abajo. 30
domingo, 3 de mayo de 2009
La mujer habitada
La mujer habitada sumerge al lector en un mundo mágico y vital donde la resistencia ancestral del indígena al español se vincula a la rebelión femenina y a la insurgencia política de hoy. Lavinia abandona la casa de sus padres para iniciar una vida de mujer independiente. Piensa que por fin empezará a escribir su historia. Pero ignora que, junto con el amor, llegará la oportunidad de escribir La Historia. Una voz íntima que habita en su sangre la incita a unirse a los cazadores de utopías..
Gioconda Belli narra con poesía e inteligencia una historia tan antigua y apasionante como el mundo: el amor entre un hombre y una mujer, y la lucha de un pueblo por la libertad. Nos introduce en una especia de realismo mágico, cuando descubrimos que Lavinia, mujer moderna, acomodada y cosmopolita es habitada por el espíritu de una indígena
domingo, 26 de abril de 2009
Jane Eyre

Jane Eyre / Jane Eyre (1847) De Jane Eyre (1847), una de las novelas más famosas de estos dos últimos siglos, se suele guardar la imagen ultrarromántica de una azarosa historia de amor entre una institutriz pobre y su rico y atormentado patrón, en el marco truculento y misterioso de una fantasmagoría gótica
Y se olvida que, antes y después de la relación central con el misterioso, sardónico y violento señor Rochester, la protagonista tuvo una vida: episodios escalofriantes de una infancia tan maltratada como rebelde, años de enfermedad y arduo aprendizaje en un tétrico internado, estaciones de penuria y renuncia en la más absoluta desolación física y moral, inesperados golpes de fortuna, incluso remansos de paz familiar y nuevas `aunque engañosas` proposiciones de matrimonio
Se suele dejar de lado que, en fin, la novela es todo un libro de la vida, una exhaustiva ilustración de la lucha entre conciencia y sentimiento, entre principios y deseos, entre legitimidad y carácter, de una heroína que es la «llama cautiva» entre los extremos que forman su naturaleza. Es una novela independiente Inglaterra: Epoca Victoriana Aristocracia Inglesa
Y se olvida que, antes y después de la relación central con el misterioso, sardónico y violento señor Rochester, la protagonista tuvo una vida: episodios escalofriantes de una infancia tan maltratada como rebelde, años de enfermedad y arduo aprendizaje en un tétrico internado, estaciones de penuria y renuncia en la más absoluta desolación física y moral, inesperados golpes de fortuna, incluso remansos de paz familiar y nuevas `aunque engañosas` proposiciones de matrimonio
Se suele dejar de lado que, en fin, la novela es todo un libro de la vida, una exhaustiva ilustración de la lucha entre conciencia y sentimiento, entre principios y deseos, entre legitimidad y carácter, de una heroína que es la «llama cautiva» entre los extremos que forman su naturaleza. Es una novela independiente Inglaterra: Epoca Victoriana Aristocracia Inglesa
viernes, 24 de abril de 2009
EL CODIGO DA VINCI

¿Qué misterio se oculta tras la sonrisa de Mona Lisa? Durante siglos, la Iglesia ha conseguido mantener oculta la verdad? hasta ahora. Antes de morir asesinado, Jacques Saunière, el último Gran Maestre de una sociedad secreta que se remonta a la fundación de los Templarios, transmite a su nieta Sofía una misteriosa clave
Saunière y sus predecesores, entre los que se encontraban hombres como Isaac Newton o Leonardo Da Vinci, han conservado durante siglos un conocimiento que puede cambiar completamente la historia de la humanidad. Ahora Sofía, con la ayuda del experto en simbología Robert Langdon, comienza la búsqueda de ese secreto, en una trepidante carrera que les lleva de una clave a otra, descifrando mensajes ocultos en los más famosos cuadros del genial pintor y en las paredes de antiguas catedrales
Un rompecabezas que deberán resolver pronto, ya que no están solos en el juego: una poderosa e influyente organización católica está dispuesta a emplear todos los medios para evitar que el secreto salga a la luz
Un apasionante juego de claves escondidas, sorprendentes revelaciones, acertijos ingeniosos, verdades, mentiras, realidades históricas, mitos, símbolos, ritos, misterios y suposiciones en una trama llena de giros inesperados narrada con un ritmo imparable que conduce al lector hasta el secreto más celosamente guardado del inicio de nuestra era.
Autor : Brown Dan
Saunière y sus predecesores, entre los que se encontraban hombres como Isaac Newton o Leonardo Da Vinci, han conservado durante siglos un conocimiento que puede cambiar completamente la historia de la humanidad. Ahora Sofía, con la ayuda del experto en simbología Robert Langdon, comienza la búsqueda de ese secreto, en una trepidante carrera que les lleva de una clave a otra, descifrando mensajes ocultos en los más famosos cuadros del genial pintor y en las paredes de antiguas catedrales
Un rompecabezas que deberán resolver pronto, ya que no están solos en el juego: una poderosa e influyente organización católica está dispuesta a emplear todos los medios para evitar que el secreto salga a la luz
Un apasionante juego de claves escondidas, sorprendentes revelaciones, acertijos ingeniosos, verdades, mentiras, realidades históricas, mitos, símbolos, ritos, misterios y suposiciones en una trama llena de giros inesperados narrada con un ritmo imparable que conduce al lector hasta el secreto más celosamente guardado del inicio de nuestra era.
Autor : Brown Dan
jueves, 23 de abril de 2009
El Libro De Los Abrazos
"El Libro De Los Abrazos" es un conjunto de pequeñas historias, fábulas, verdades, manifiestos, crónicas, celebraciones y elogios…de las cosas insignificantes de la vida que al final, resultan ser las más importantes. Un libro en el que la vida, cruda y al descubierto, baila con la poesía para mostrarse pletórica a pesar de las magulladuras a las que la sometemos. Nos ofrece páginas por las que deslizarnos en una mezcla entre lo real y lo fantástico, sólo como Galeano sabe hacerlo: creando su propio universo y provocando sutilmente al lector para sumergirse en él. Porque no es sólo su escritura eficaz la que seduce, sino la maravillosa capacidad del autor para recrear el mundo, lo que consigue atrapar como una telaraña.
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