domingo, 19 de julio de 2009

Los caballitos de Mar, hermosa fauna marina.


Los caballitos de mar (Hippocampus) son los peces más populares y hermosos del reino animal. Deben su nombre de “caballito” a la forma de tu cabeza, que está en posición recta respecto al cuerpo. Son muy pequeños, pueden medir desde 15 milímetros hasta 20; viven cerca de las costas -entre corales y manglares- en aguas templadas y tranquilas, por lo que son habituales en aquellas zonas tropicales en todo el mundo como las Indo pacíficas y Atlántica-Oeste.

Este peculiar animal ha estado en peligro de extinción debido al interés que suscita entre los coleccionistas de fauna marina. Su supervivencia depende, en gran medida, de que no se les atrape, además de sus propias técnicas. Utiliza el camuflaje para resguardarse de depredadores. Hay algunas imágenes realmente sorprendentes de cómo se funden con el paisaje marino. Asimismo, se alimentan de forma constante, ya que carecen de aparato digestivo. Le gusta ingerir crustáceos y lo hacen a través de su “hocico” óseo, mediante un hábil movimiento de cabeza -además, sus ojos tienen movilidad independiente-.


Quizás uno de los rasgos más peculiares de los caballitos de mar, es su forma de nadar, totalmente diferente al resto de peces. Utiliza su aleta dorsal para impulsarse y se desplaza con su cuerpo en ángulo recto. Utiliza su cola prensil para enrollarse y así poder engancharse a cualquier planta acuática que se encuentro en su camino. Si todo esto te ha parecido curioso, presta atención a su reproducción: la única en el reino animal donde es el macho quien gesta a las crías.

Padre y madre a la vez.
En la época de celo, tanto el caballito macho como la hembra entrelazan sus colas, danzan, y la hembra deposita con una papila genital, de unos 3mm. de largo, sus huevos a la bolsa ventral (incubatriz) de los machos. Es en este rápido recorrido cuando se produce la fertilización, que dura unos 6 segundos. Es decir, se liberan los espermatozoides en el exterior. Una vez dentro, cada huevo tendrá su propio compartimento, en una especie de placenta individual. Pueden ser varias hembras las que depositen, y los huevos que lleguen a esta bolsa se gestarán durante 60 días y nacerán dentro.

Una vez eclosionados, estos se alimentan de la propia bolsa que lo vio crecer. Sin embargo, el padre debe restregarse contra una roca para que puedan salir. Estas crías son una réplica perfecta de sus padres, pero en miniatura. Días posteriores, entrarán y saldrán de la bolsa de su padre según las circunstancias lo permitan.

Sin duda, una maravillosa especie marina que debería poder vivir plácidamente en nuestro fondo oceánico. Hay que proteger nuestros mares, albergan auténticos tesoros de la naturaleza.

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